lunes, 15 de febrero de 2010

La vida de un errante... la vida de un inerte

Faltan pocos minutos para que se acabe el 15 de febrero de este año, que pensándolo bien lleva ya un mes y medio y yo no me he enterado aún de nada.

Así es la vida del estuadiante. Que el mes de enero, ni conoce de qué va ni sabe apreciarlo como tal. Esa es una época en la que la persona se convierte en errante. Va de un lado para otro sin saber muy bien cuanto tiempo tiene en su poder, permaneciendo poco en casa. Se podría decir que lo justo y necesario: dormir, comer y ducharse. Todo por estudiar y aprobar... aunque también conocer y aprender...

Pero por lo que escribo estas líneas es por el estado de movimiento continuo. La persona se convierte en un ente que no para, que no descansa, que no puede estarse quieta, y no disfruta de lo que es verdaderamente importante. La persona cree que sí, pero en esta sociedad en la que todos estamos saturados, sumémosle que la persona no puede permanecer quieta ni un minuto por tantas cosas que tiene que hacer. CONCLUSIÓN---> Algo así como el desvanecimiento, la desilusión por momentos, la apatía, la tensión...


En resumen la vida de un errante, es la vida de un inerte

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